¿Esta ilusión fue una experimento desarrollado por marcianos?
Miuccia Prada y Raf Simons parecen disfrutar de la locura que nos genera la tecnología. Aquellos algoritmos que pernean nuestro entendimiento, ofreciéndonos alternativas que discurren nuestra realidad, transformándola en una falsedad rentable, mismas que dirigen nuestra vida, inconscientemente, es el punto de quiebre que ambos toman como inspiración. Esa perversión digital, no es criticada, más bien, es utilizada en una expresión material que parecía añorar lo que un teléfono no puede ofrecer: carisma humana que nos baje de la nube y mostrar la realidad que evitamos confrontar, dandole sentido a todo.
Tal insistencia por devolver al presente, un pasado lleno de referencias armónicas que aviven la monstruosidad del ayer, es fascinante. El mundo está de cabeza. y el dúo quiere jugar con ese caos físico y mental, en una demostración tan atractiva y magnética linda de usar. La forma en que nos abren los ojos es a través de sus sci-fi mirror sunglasses y bucket hats. El uso de filtros corrompe la esencia, pero hermosea todo lo que toca. Pese a la monotonía que se vivía, cada look era sumamente individualista. Hermosas abominaciones que destellan en una vibra tan preppy como beachy al insertar cropped jackets, tapando los calzoncitos de rayas y mini-skirts llenas de retrovisores.
Ese espejismo que muestra quienes somos, se congela con la vividez grannycore 50s y 60s, al ilusionar con pantalones demorados sujetados a cinturones trompe o’leil, vestidos semi-góticos futuristas con una pizca primaveral, cubriéndose con long-johns fosforescentes , arneses que sujetaban faldas rectas. Las propuestas eran una especie de masoquismo por esa bravura que perpetuaba en un estilo tipo ‘vaqueras del espacio exterior’ – incomprendidas por utilizar pálidos y frondosos ball gowns con chaquetas fleece en viaje por las estrellas. Una reminiscencia importante son las matices masculinas de su anterior colección, insertadas en la feminidad que destabiliza la frivolidad que radica en los estereotipos de género.
El mix es tan diverso, uniforme, pero no nada coincide o se parece del uno con el otro. Conecta y sintetiza con las vivencias que padecemos, al reforzar un glamour distinto y contradictorio, mismo que excita por ser tan diferente – es tan impredecible como los astros. Utilizan ingredientes que dan sazón a lo raro en una picante degustación, que no enchila, sino, endulza. El archivo es la melancólica especia que le da perfección a lo ilógico que puede llegar a ser el Prada del mañana. Los jovenes aman poseer algo peculiar en sus closets y Miuccia entiende sus necesidades de remarcar sus personalidades con una lindura corrompida.
Es genial filosofar con Miuccia y Raf, ya que no aburren con boberias complejas, que respalden o denigren su trabajo, sino, lo elevan a una belleza tan provocativa y entretenida. La fealdad reinante es tan desmayante como aquel vestido bluson – strapless plateado con cristales y espejos en forma de girasoles – una maravilla pop.
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