Ha sido imitada, violentada, apedreada, rechazada, glamurizada y alabada por la desobediente terrenalidad, pero aún así, continúa latigando a sus aprehensores como un bicho raro, debido a la marginación eterna que ha sufrido. Esa autodespreciativa melancolía que tiende a encariñarse por su blandura fragmentada por la oscuridad, misma que conecta con su alma y la evangeliza en un ser altamente otredo. Así es, hablo de la chica gótica.  

En el nuevo libro de Tish Weinstock, How to Be a Goth: Notes on Undead Style, representa apoteósicamente la etérea y diabólica belleza y cultura gótica desde el interior, narra la realidad de mujeres que han vivido bajo sus propios términos, expresando rebeldemente su hermosa indomabilidad. Las amantes de lúgubre y nebuloso. 

La escritora que ha pasado su vida en las sombras, se ha dedicado a explorar la conjurada alternatividad en la moda, decodificando a las impulsoras maestras de este amargo movimiento tanto en la espiritualidad como en la física callejera y aristocrática. Revelandonos que no existe solo un arquetipo, en un mundo desgarrador y lleno de aflicción. Ese compromiso, nos sumerge a entender el futuro de esta subcultura nacida en los 80s y la firme cordialidad que debe rondar en sus venas. 

Aquella penetrable materia oscura, recalca una actitud y mentalidad interesada por la morbosidad y una dulzura macabra experimental. Emociones conflictivas sucumben a una inadaptación, pero se fortalecen al paso del tiempo y el cliché, huye asustado. La estética gótica ha influido en quienes se han hartado y asqueado de la rancia perfección rosa, en una sublevación escalofriante e inclusiva por su excentricidad jovial que no se marchita ni dilata por las críticas – les importa un coño que piensen de ellas. 

Cuando el mundo se está yendo al demonio, tendemos a obsesionarnos con lo primitivo, desconocido y la muerte. El horror controla la moral. Es emocionante e infartante. Esas ansiedades, se relajan con dosis de oscuridad, aceptando la desgracia y embelleciendo con realismo. 

Tish idolatra la perspectiva sobre que la oscuridad no trata de sobresalir, ya que te incomoda, ese rasgo, nace en ti. Ese individualismo, es homogéneo en nuestros tiempos. Una camiseta de franela roja y collarines puntiagudos, no definen la hermosura autoritaria e impulsa de una feminidad erizante. 

Su libro es una enciclopedia vital y básica en nuestra wishlist nerd y agreste.