Quizás a simple vista, no deduzcas que el estampado de tartán que arropada a Taylor Swift, sea de Vivienne Westwood, pero si, reconoces que ese diseño es muy común en la uniformidad escolar o meramente, nostalgia de la ¿buena? Esa impecabilidad, semanalmente estricta, se coció en el outfit predilecto para vibrar con la furia energética de Travis Kelce, que necesitaba en el partido en contra del New Orleans Saints. 

Siendo una acertada ocasión para matchear, simbólicamente, Taylor se lució fabulosamente en un vestido off-the-shoulder asimétrico, alineado al vaporoso corset en forma de corazón, que relucía una minifaldita de pliegues escocesa, cimentada a una botas negras de plataforma pezuña y una peludita bolsa. 

La áspera firmeza emula la primaria o secundaria. ¿Recuerdan las girlies esos días que portaban aquellas faldas con mucha inconformidad por su acatada fealdad? Más bien, ese desabrido aspecto, puede funcionar en tu ahora. Swift, claramente, nos está enseñando a reutilizar el pasado con una genialidad muy atractiva y eficazmente sexy.   

Ese optimismo y ánimos, fue complementado por una maquillaje decidido, al añadir un poco de brillo en su rostro, en una especie despampanante de pecas diamantadas, que cubriera su emocionante desenfreno atlético. 

Hey Swifties, aquí tienen una idea de 5 minutos que emprender y será maravilloso observar los maquiavélicos resultados de su imaginación pop.