Cuando nos encontramos en un desenfreno fiestero, disfrutamos tales placeres carnales al rodearnos de una frenética belleza tan liberal, borrosamente hermosa y felizmente amorosa, sin prejuicios o críticas – ese ambiente inspiró a Alejandro Gómez Palomo en crear un encantador surrealismo tan ligero como castigador, titulado ‘Todas las fiestas del cielo’. Esa fulminante temática fue el divino pretexto de presentar su pecaminosa banalidad en la iglesia de la Divina Paternidad. 

Este religioso espíritu alborotado por los excesos y apaciguado por fantasías, esa descabellada ironía, es ligada con los años 30s. Mientras la sociedad se recuperaba de fatídicas crisis económicas y disfrutaban de un excitante jazz, se consterno en modificar aquellos excesos y lujuria en algo más androgino, prometedor y encantador con su bailarina precisión por embellecer la realidad. Pese a su ríos de lentejuelas, cristales, volantes e  intensos moños y cortes atrevidos, vagamente encajan con el romanticismo mágico de Bimba y Lola. 

¿Recuerdas aquella bolsa en forma de rosa, que la propia Maria Bottle viralizó en París? ¡Eureka! Un florecimiento imaginativo compuso el sentido de esta fantasía, al unirse maravillosamente en una narrativa que trasciende por un glamour codificado por una moderna interpretación del amor y la sexualidad.

Las referencias históricas son seductivamente interesantes. Aquella época se distinguía por la liberación femenina y sexual entre quienes se escondían debido al rechazo social que los exterminaba, también los miedos de que los dandies se volvieran afeminados. El poner a la feminidad esmóquines con hombreras gigantes y versatilizar al lado masculino, el uso de tacones, candentes bermudas, bodies de cabaret y primorosos vestidos disco, de encaje y organza- cumple con el desafío introspectivo de porque cierto género debe lucir así y porque no puede disfrutar apasionadamente sus fetiches y sueños. 

La perspectiva de Palomo no es disfrazar o aparentar, es jugar y liberar. Es poderosa su visión, ya que es un estimulante redentor, aunque su romanticismo es mentalmente prometedor, su materialidad es oscura. Estos ángeles no están corrompidos, resplandecen en una burbuja que no necesariamente es chiflete. La belleza de Spain es infinita, equitativa y hermosa. Este significativo exceso es justo y necesario, para trascender en el voraz universo.