Inesperadamente, el prodigioso hechicero Alessandro Michele,  ha decidido compartir su colección debut en Valentino, titulada «Avant les Débuts». Inquieto, consternado, y sin rodeos, expreso la necesidad de alardear su orquesta, lo más pronto posible en tiendas. Bajo el conjuro de la maravillosa enigmática casa romana, fue seducido por los resguardados tesoros que contenía. Una fluidez recargada en un maximalismo contemplado y reforzado, mediante una excitante pasión que sintoniza con una imparable dedicación. «Este es un comienzo que germinó por el amor: quiere salir a la luz, ser visto y compartido». 

La intención de Alessandro fue traer un guardarropa realista, que conecte y transmita la dotada refinada elegancia de Garavani, precisando una obsesiva exuberancia al darle poder a sus prendas, como vehículos que transportan una cautivadora libertad. Amplifico una línea que manifiesta su amor a los 60′, ’70s y ’80s, al reintroducir múltiples ligeros volantes con un adornado exuberante lleno de pedrería y lentejuelas en impresionantes capas disco, bohemios estampados florares en mini vestidos y apiladas perlas. Un nivel de ejecución que cobra mayor sentido al notar una decoración haute couture. Supo aprovechar las progresistas y milenarias técnicas, prologando su repetitiva afinidad extremista que sorpresivamente intrépida. “Puedo pedir cosas imposibles todo el tiempo, me siento como si estuviera sentado sobre una mina de oro» – una aturdida reflexión, configurada en una adivina feminidad estilizada en aquellos turbantes.

Una química reacción que da una composición no hipócrita al declarar su postura ante su maquiavélico glamour.«Elegí este trabajo porque es parte de mí y no hacer lo que amas significa que no eres libre. Me encontré de nuevo a través del trabajo». Sinceramente, no me impresiona su elección de proseguir con su estética hippie chic, tan marcada por su reimaginada lindura, angelicalmente católica, que es oprimida por una extravagante complejidad. Es hermosa la cargada destilada visión, aunque permanece congelada por una fuerza magnética que aniquila nuevas peculiaridades. Realmente, si se metió en los archivos de Valentino, porque las referencias están ahí: Jackie Kennedy y la colección Sfilata Bianca de 1968.  El estilismo es lo que nos a recuerda Gucci.

Alessandro seguirá con sus elocuentes ideales, pero ¿su vigor y efectividad son duraderos? Yo creo que sí. La G aprendió que la V, es opuesta a ella, aun así, persiste en ser su semejante. No es Gucci ni Valentino, es Alessandro.

Resto de los looks: