No pertenezco a la generación que vio uno de los comerciales más épicos y hermosos de la televisión (y el más caro de realizar): el film de Baz Luhrmann, que presentaba a Nicole Kidman como el rostro del perfume Chanel N°5. Aquella historia de amor, que sucumbió los corazones de quienes no podían creer tal preciosidad aromática. Incluso, el documental te hechiza por mostrar la producción, que aún persiste en cautivar nuestro olfato. Aquella fantasía propulso no solamente las ventas de un clásico, sino, la manera de acarrear un collar.
Si observas con atención, al final se muestra a Kidman subiendo las abarrotadas escaleras llenas de paparazzis, y al momento de voltear, nos detallan en un close-up, un cegador brillo portado por detrás. No lleva tal joya por enfrente, al querer una reflejar seducción y fragilidad. Igualmente, una silueta atrevida con una espalda descubierta, debe ser aprovecha y realzada.
Esa zona desértica, virgen e ignorada se ha convertido en una jugada maestra que posibilita glamour a nuestro outfit. Estos «collares traseros» realmente le dan ese toque y mejoran lo tan largo que sea su diseño. En muchas ocasiones, reniegas por su longitud, pero si eres ágil y creativa, inténtalo jalarlo hacia atrás. Lucirás atrevida y bonita por desafiar la supuesta posición en la que deben balancearse. Apuestas por resaltar una valerosidad única y en cierto modo, ocurrente.
Hace poco, Saint Laurent nos ayudo a prender el foco creativo, al mostrarnos tal preciosa genialidad, en su intento por acercarse y estimando la fina lisura del cuerpo femenino al adornarla con rechonchas gemas y perlas – hermoseando y elogiando el infravalorado potencial de una sexy espalda.
Apostar por tal idea, es un completo y merecido slay! Para las fashion girlies, es una oportunidad para devorar. ¡Intentalooo!
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