Es lindo saber que grandes y talentosos creativos, se inspiran en la belleza y en el encanto surrealista de México. La tierra donde ‘todo puede ser posible’, atrajo a Wes Gordon, a estudiar minuciosamente la cultura, arquitectura, gastronomía y el folklore que chispea en la metrópolis más vibrante del mundo: Ciudad de México. No es de extrañar el innato cariño y gratitud que tiene la marca con el país, ya que en 2014, la mismísima Carolina Herrera – la reina de la elegancia femenina – declaró su amor en una sensacional entrevista a la periodista y conductora Adela Micha. ‘Me gusta la comida, los colores, la gente, las margaritas, las flores, el cómo las arreglan. Me encanta el guacamole’.
¿Quién no puede resistirse a unos deliciosos churros, tacos, esquites, micheladas, andar con changuitos diadema en el bosque de Chapultepec, admirar el imponente horizonte urbano en la Torre Latinoamericana y pasearse con agusticidad en una trajinera en Xochimilco? Nadie. Esa poética línea, es reescrita 10 años después mediante una interconexión creativa. El carácter suave y amistoso del mexicano, enamora hasta el más necio.
En Instagram, estuvieron compartiendo fantásticos adelantos que manifestaban un rigurosa apreciación al explorar rincones en distintas colonias, resaltado la hermosura de los sitios, incluso recomendando sus elecciones. Además, publicaron parte de la colección, pistas nada sutiles, aunque, eran hermosamente brillantes, coloridas y excéntricas. El hype de clientas y admiradoras, era positivo y deseoso, agradeciendo por tal fantástica elección.
Hipnotizante y cautivadora, fue la idea de presentarse en el Museo Anahuacalli. Un lugar diseñado por el muralista Diego Rivera, con el objetivo de preservar artefactos y obras de arte precolombinas. Fue adecuado lucirse en un sitio donde se equilibra y representa la unión mística entre nuestro pasado indígena, al ser construido con roca volcánica, demostrando una armonía vivida y risueña con la frescura sexy de Anderson, en una pasarela completamente rosa, en un anochecer sumamente calmado.
Irónicamente, daba la impresión de modernizar el inmaculado guardarropa festivo y del diario de aquellas damas residentes de Polanco y Santa Fé, pero iba más allá de prescindir de clichés: era capturar una grandeza, produciendo ropa para todo tipo de ocasiones, sin descuidar ese lado juguetón, atrevido y regio de Mrs. Herrera. Una extrovertida formalidad en donde los moños, resplandecían con la vibra jaranera y charra de aquellas faldas con pliegues, gruesas, danzarinas y firmes, adornadas con flores de encaje por María de los Ángeles Licona, artista proveniente de Hidalgo.
Gordon, no solamente se inspiró de los colores que distinguen a México, reflejados en la vida cotidiana y los enigmáticos atardeceres que iluminan el valle, quiso homenajear al país, en una amena colaboración, invitando a cuatro artesanas: Virginia Verónica Arce, Jacqueline España, Araceli Nibra Matadamas y Licona. Elevando la preciosidad animosa de sus estampados, accesorios, decoraciones bordadas y voluminosas blusas mutton, combinadas con una pigmentación naranja, verde hierba, azul Kahlo y fucsia.
Varias piezas radiaban glamour, opulencia y sensualidad: un vestido columna esmeralda adornado con piedras centelleantes, arropado por una floreante capa; un vestido halter rojo, sencillamente imponente por su estabilidad, asimetría y contrayendo similitudes con otros, al sostenerlos con collares gruesos; algunos eran lívidos y alegres por sus retazos de tulipanes, dalias y margaritas, embelleciendo la colección; auxiliando el dramatismo del modelo final, un vestido negro y blanco sin mangas con varias capas de volantes de tulle.
Wes maravilló por la forma de crear y diseñar prendas románticas y audaces. Asimismo, embellecer y atraer a las girlies de todas las edades, al disponer de inmediato la oportunidad de adquirir encantadora joyería de cerámica y provocar una brisa intensa y delicada por las perfectas tonalidades monocromáticas, que avivaron el espíritu. Carolina Herrera, realmente sintió a México en la piel, con una energía que conecto la moda y la tradición, al seguir hermoseando el mundo con un estilo alegre, real, fastuoso y único: felicidad radiante y chispeante.
What do you think?
Show comments / Leave a comment