Desde la pandemia de Covid-19, los guantes han dejado de ser un accesorio secundario para convertirse en un símbolo de poder femenino. Si retrocedemos en el tiempo, ¡las girlies siempre hemos usado guantes! En este sentido, entre tantos cambios que han alterado nuestra percepción de la realidad, y el rumbo que ha tomado la moda, suena casi irreal que la elegancia esté retomando el control de la vida.
La presencia de guantes en los últimos meses se ha incrementado, convirtiéndose en una pieza clave en los looks tanto para la vida cotidiana como para las red carpets. De repente, Miu Miu empezó a combinar austeros guantes de electricista con refinadas faldas de tweed y abrigos de doble botonadura. Saint Laurent se ha encargado de que los guantes abandonen su aspecto sobrio, al adornar el cuero con joyas, realzando las mangas enrolladas y puños prominentes con silueta acampanada. Tom Ford, por su parte, los ha convertido en un fetiche andante al volverlos el complemento perfecto para sus vestidos sheath.




En definitiva: los guantes ya no están dispuestos a vivir bajo la sombra. ¡Quieren resaltar! Su uso aporta un mayor dinamismo a la formalidad del estilo monocromático, deslizándose más allá de la muñeca. Ingeniosamente, tampoco se busca que se usen por “solo un momento”: al enjoyarlos se asegura que no sea una pieza decorativa de aquellos vestidos ball que visten las girlies en eventos importantes.
Mientras los guantes cortos predominan (más los fingerless y que cubren una mínima parte de la mano), los de ópera se realzan como una tendencia que va más allá de Hollywood: Prada nos seduce con una versión larga––a menudo debajo de los hombros––que combina maravillosamente con camisas utilitarias y faldas de pliegues, convirtiéndose en una extensión del look, como lo han demostrado Balenciaga, Dilara Findikoglu y Simone Rocha. En otros casos, la apuesta es cubrir por completo el brazo con un juego de colores que evita exponer demasiada piel.
El inminente retorno de la opulencia clásica parece evolucionar en un momento donde su practicidad es tan valorada como su presencia tanto en las calles como en los feeds de Instagram.




