Días buenos y días malos, ¿qué más da? Últimamente, me he sentido fatigado y afligido con los violentos giros que ha dado mi vida. Son pocos los momentos que he disfrutado. Me envuelvo en trabajar arduamente y holgazanear frente al televisor – me han acobijado ante mi crisis existencial, aunque, hay momentos del día, en el cual sonrío al examinarme en el espejo y uno de estos, es hacer mi rutina de skincare.
Tristemente, la piel refleja nuestras emociones que nos abruman con tanto desorden mental. Esto se presenta de distintas maneras. En mi caso, sería un considerable aumento de tenebrosas ojeras, invasivo acné, resequedad en mis labios y ojos – simplificando mi demacrada apariencia física del rostro. ¡Es lamentable la decadente posición en la que me encuentro! Difícilmente, la felicidad plena e ingenua es ardua de conseguir. Suena intrincado que tu vulnerabilidad, te impida progresar en el mejoramiento de tu autoestima.
Lo que me da esperanza de carcajearme y gozar de una plenitud momentánea, es que la melancolía es pasajera. Mi rutina de Skincare, me alienta a reflexionar que al cuidarme, es la respuesta a neutralizar y reconstruir una frágil autoestima. Tus imperfecciones no pueden desmotivarse a rendirte; deben fortalecerte. El amor propio no puede prevalecer, sin tus mascarillas o un eficaz bálsamo para labios.
El baño es el spa que atestigua una felicidad íntima y confortante. Esa acción de enjuagarme delicadamente, te purifica de aquellos malas vibras que te azotaron en el día. Con cautela, masajeas con la finura y humectación de tu preciada crema de ojos, el contorno de tus rendidos ojos, e hidratándote para darles esa iluminación que tanto suplican. Atentos a no desperdiciar el estimulante suero que repara y previene un envejecimiento prematuro o exfoliarte – es un ritual de conciliación que restaura y activa las neuronas de una mente consumida por la hiper velocidad que rige a una apática sociedad. Todas quieren sentirse plenas y tus cremitas, son un soporte emocional, con sus potentes nutrientes e ingredientes que purifican tu rostro y reducen el estrés.
La rutina de skincare, es un paso para ser felices.
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