Aquel rimbombante florecimiento hippie, que circula en la boyante armonía que ha exorcizado a Chemena Kamali en reconstruir a una maison dignamente femenina, en una estética bohemia adaptable y ricamente linda en todos sus aspectos. En Chloé, el panorama libertino define a una amorosa y romántica mujer que expresa su forma más honesta en prendas fluidas y transparentes, que genuinamente inhalan historia y traslúcida calma. 

Esos vestidos de chiffon ondulados, que fluían en una silueta pomposa, que palpitan por esa pigmentación latte, mismos que sus estampados florales tan airosos, provocaban una ventilación reducida por el frente y retenida por una largura trasera, atrapan esa espiritualidad veraniega que resuena por esa íntima energía sustancial. Esa estética, perfecciona la idea de cómo debe una girlie puede utilizar la lindura y erótica en una fantasiosa mágica brisa que las vigorice, internamente.  

Tal inocencia lolita, se desteñía por una lindura cálida y dulce. Romanticismo poético en su encaje camporial teñido en sus recortados dobladillos y cuadros escotes en tonalidades albaricoque, blanco cáscara y arena, esa simple alucinación encaja por la búsqueda de una bonita informalidad que no abruma por su tierna delicadeza, llena de optimismo. El aspecto despreocupado es levantado en una exquisita voluminosidad, que al verla y sentirla, apacigua la fatiga urbana. 

Continuar inspirándose en el lucrado archivo de sus antecesores, especialmente, las entrañables colecciones primaverales del ‘77 y ‘78 creadas por su tocayo patriótico alemán, Karl Lagerfeld – mantienen viva esa ilusión sensual y generosa Flamea un blando sueño del cual no quieres despertar, debido a la esplendida suavidad de sus valles llenos de algodón de azúcar, que satisfacen esa austeridad tenaz con una preciosa fragilidad, fortalecida en rústicas chaquetas de piel, gamuza y algodón, marcadas por la robusticidad de sus hombreras mutton.   

Esta alegría emancipadora es curativa y un alivio existencial que concede pausar, aliviar y descubrir horizontes intrapersonales. Es un ASMR tan benigno como manso de probar. Si Chloé no domina el mundo, es porque que anhela paz y amor, no estupideces superficiales. Sus pantaloons con aspecto del siglo XIX y sus bolsitas doradas en forma de concha, serán la ávida excentricidad de los venideros meses caniculares.