Besties, como ya saben, es verano y eso solo puede significar una cosa: temporada de festivales de música. Puede que no hayamos tenido la suerte de asistir a Coachella, aunque sí disfrutar del caos glorioso de Glastonbury.
Algo que destaca en este sitio es su eterna relación con el barro. Debido a las infames lluvias británicas, tus zapatos suelen embarrarse y convertirse en un pastelito de chocolate. Sin embargo, existe una solución para esto: las botas Hunter.

Siento que cuando mencionas este festival, lo primero que se te viene a la mente es esta pieza utilitaria todoterreno – convertida en un ícono de estilo. Nunca una bota de lluvia o de granjero – hecha de goma – había sido tan chic hasta que, en 2005, la supermodelo Kate Moss fue fotografiada con un interesante look: un chaleco de traje negro usado como top, unos shorts diminutos y unas botas Wellington. Este look se convirtió en un fenómeno que hasta el día de hoy, sigue siendo imitado por las girlies.
(Cabe resaltar que el uso de la marca fue espontáneo, y desde entonces se le llama “Hunter” a este tipo de zapato, pero su nombre real es “bota Wellington” remontándose a 1790, cuando un duque las comenzó a usar fuera del campo de batalla.)




Su popularidad se debe a razones prácticas. Digo, que molesto sería ensuciar tus bellas piernas y estresarte por tal molestia, que bien, puedes evitar: las botas Hunter son cómodas y relativamente económicas (cuestan alrededor de 2,500 MXN).
¡Te dejan los pies secos!
Este artículo de moda outwear se ha colado en ambientes más refinados, encajando inesperadamente hasta con un vestido bias-cut o perfeccionar la silueta de una chaqueta rockera. La fiebre por estas botas no ha disminuido ni un poquito.
Una vez más, la música sirve.
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