La moda anda en full nostalgia mode. No hablamos solo de lo vintage que ya conoces (esas piezas Dior de archivo que se pelean Kylie Jenner o Kaia Gerber para sus red carpets), sino de algo mucho más atrevido: el ugly pretty sacado directo de los 50s. Piensa en los chintz florales de las cortinas de tu abuela, o en esos sofás cubiertos con plástico que juraste nunca volver a ver, y ahora… boom, son la obsesión del otoño 2025.
Lo loco es que este comeback no solo está pasando en las pasarelas, sino también en los moodboards personales de nuestras it girls. Devon Lee Carlson, por ejemplo, se lanzó un summer trip a Mississippi para visitar a Duke Nicholson en el set y de paso arrasó con tiendas vintage de carretera. Entre sus hallazgos: vestidos “tirados a la basura”, desteñidos, con estampados florales raros que, objetivamente, son medio feos… pero que en ella (y en nosotras) funcionan.


Addison Rae también entró al juego, sacando un Rodarte de 2011 lleno de girasoles pixelados para una performance en el Museo Grammy. Vittoria Ceretti revivió un Betsey Johnson con vibes de papel tapiz retro, mientras Sydney Carlson elevó un estampado caótico con sandalias negras y un mini bolso a lo effortlessly hot.

Obvio, las marcas grandes ya olieron el trend. Prada presentó vestidos oversized con prints inquietantes (Chloë Sevigny me confesó que ya los tiene en su wishlist), y Bally, Balenciaga o Eckhaus Latta hicieron lo mismo. El statement es claro: la fealdad se volvió estética. Demna y Miuccia nos están diciendo que este es oficialmente the season of ugly floral dresses.
Así que guarda tus vestidos cottagecore de Dôen, porque este otoño se trata de abrazar lo incómodo, lo pasado de moda, lo que parece sacado de un garaje sale. Al final, la verdadera onda es retar tu propio feed y mostrar que hasta lo “feo” puede ser icónico.




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