Pese a los elogios que han recibido las girlies por una estética altamente retro-nostálgica con una imponente lindura conservadora, hay quienes creen que Hollywood se está estancando respecto a su estilo. El tono creativo que se manifestó en los Golden Globes, se plasma hacia un rincón imaginativo que decidió retroceder y no jugar más con el method dressing, haciendo referencia a distintivos personajes que alguna vez causaron furor y alboroto, conectando perfectamente con el mood de la temporada. 

Ariana Grande

Tal distinguidos tesoros resplandecen con la idea de hacer elegantes ‘cosplays’. Se actualizan polémicas y grandiosas ‘piezas’ mediante una suavidad disparatada que enamora por su antaña hermosura y despreocupada apariencia. La tendencia más notable fue el uso de preciosos vestidos ball y guantes opera como el caso de Ariana Grande. Imitando delicadamente a Audrey Hepburn con un vestido columna Givenchy Haute Couture de seda mantecosa de 1966. 

Luego estaban, una aparente Selena Gomez reluciendo forzosamente como Jackie Kennedy o Elizabeth Taylor con un Prada azul hielo y Elle Fanning, con una innovadora versión salvaje de un antiguo vestido de gala de Balmain de los 50s. Colas de caballo, maquillaje discreto y rizados bobs a la Babe Paley o Twiggy, realzan ese brillo pulverizante que emanaban sus delicados atuendos.     

Zendaya

Intencionadas elecciones asombraron por su trasfondo artístico. Zendaya con un soñador vestido de sirena naranja mandarina de Louis Vuitton, fue concebido como un homenaje a la cantante afroamericana Joyce Bryant. Kylie Jenner, una impulsiva compradora de lo vintage, quiso destellar como una supermodelo de Versace de los 90s, al lucir un iridiscente vestido plateado casi idéntico al que originalmente lo dispuso, Liz Hurley en los Premios CFDA de 1999. Aquellas sedosas, metálicas y desmayadoras confecciones, promueve un empeño y gusto por engrandecer e imitar a las leyendas del ayer. 

Elle Fanning

Es increíble observar un abrumador comfort por recurrir tediosamente a piezas de archivo y dejar la noción de crear atrevidos y memorables looks, que fomenten nuevas perspectivas imaginativas. Lo que alguna vez fue épico y horrendo es llamativo como el deliberado reinterpretado traje oficinero de Giorgio Armani que llevó Julia Roberts en 1990, inspiró a Ayo Edebiri y Jonathan Anderson a personalizar su traviesa versión maximalista pre-pretty woman en una encantadora magnate de la haute cuisine.  

Ayo Edebiri

Levemente estos tanteos resplandecen como orquestadas ideas que emiten una ilusoria sensación por lucir lo que jamás pudieron disponer o admirar, es decir, cumplir esas fantasías de la infancia y adolescencia o meramente las de su stylist. Nos gusta la idea de un atemporal glamour clásico de mediados de siglo, pero al final esta nueva ola ‘cosplay’, induce a extrañar el factor ‘originalidad’. 

Nicole Kidman