“Diseño para personajes: veo todo de una manera cinematográfica y creo personas. Considero cuáles son sus identidades y la ropa ayuda a crear eso, a crear su yo”, pronunciaba Mike Amiri. El tema de esta colección es la pura nostalgia glamurosa de los ‘60s y ‘70s, manifestada en la evolución de una identidad angelina con un espíritu retro-glam que idolatra la desenfrenada vida nocturna, enmarcada tanto en hombres como mujeres. Brillantemente, es su primera incursión llena de poderosa energía femenina. “El momento parecía adecuado. Existe una sinergia y una conexión perfecta”. 

El punto de encuentro es una visión compartida sobre el refinamiento estilístico de un clásico Hollywood por una ideología contemporánea, que resalta una sensación nueva de tranquilidad y distintivamente estadounidense, presentada en un galante lounge bar. “Es un lugar al que vas a soñar, el lugar al que la gente va para construir y reconstruir. Esa es su naturaleza. Una celebración de la ciudad a la que llamo mi hogar, llena de optimismo, sueños y amor”. 

Su bravo optimismo deslumbraba en cada uno de los lujosos detalles y en la calidad de sus prendas, apareciendo en primera instancia, holgados blazers double-breasted ricamente decorados con rayas o cuero, rosas, impresas, tejidas y bordadas en tela, con flores reales sumergidas en oro de 24 quilates, aplicadas en las solapas y sostenidas en las manos, anchas llamativas corbatas y pantalones fluidos con pliegues.

La mera sastrería llamaba la atención por su agudo entallado jazz y un evidente swag que destacaba a ambos géneros con esmóquines, camisas con resbaladizos cuellos puntiagudos de seda, chaquetas bomber con hermosos estampados orientales, letales cardigans, vestidos sheath con lentejuelas y cristales—  que propiamente, ayudarán a recuperar la luminosidad y aureola de California. Su exótica belleza ‘red carpet’ captura la luz de la luna por la noche en una versión cinematográfica a la que todos queremos pertenecer algún día.