En una soleada y acogedora brisa mañanera, Simon Porte Jacquemus, decidió festejar el 15° aniversario de la marca, bajo el caluroso destello que recubre el paradisíaco edén que habita en la isla de Capri, Italia. El sitio que atestigua una madura formalidad veraniega, fue el pequeño tejado de la modernista Casa Malaparte. Cuya construcción realizada en 1930, fue utilizada como set de grabación para el film «Contempt» de Jean-Luc Godard, protagonizándola, la idílica, Brigitte Bardot. La mera localización es un vívido e íntimo testimonio de una sensualidad minimalista nombrada «The Impossible Show».
Una chorreante perspectiva que se dispuso a modernizar la simetría burguesa, en una galvanizante creatividad. La novedosa demostración significó un encuentro recóndito que albergó meramente a 40 invitados. Una belleza virginal que fue acechada por invitados con afamadas miradas como las de Gwyneth Paltrow, Dua Lipa y Manu Rios. La credibilidad por demostrar y abrazar un halo que irradie volumen, ha comenzado a rendir frutos. La longevidad conlleva a que el dinamismo de Jacquemus se mantenga fresco con su luminosa simplicidad, que atrae tanto a un público adolescente como maduro a envolverse en prendas que aluden a un balance entre un libertinaje y conservadurismo.
Las girlies que sueñan con el ideal guardarropa que ejemplifique una ligera discreción y un asequible glamour francés, pueden envolverse en aquellos juguetones pálidos bareless flounced tops con silk pencil skirts, ásperos jersey coats y cropped jackets con puntiagudas solapas, destacando uno, por su llamativo estampado de zebra. A pesar de que Bardot fue la principal inspiración, para que las modelos descendieran por la pedrusca escalera en una fluida estructurada sofisticación, yo note que fue también la actualización del fríamente elegantemente vestuario usado Frances Stevens (personaje interpretado por Grace Kelly). Aquella descarada refinada ladrona que lucía como una princesa de hielo, su innata espontaneidad, destaca en los reveladores celestes y amarillentos canarios de aquellos halter dresses.
Simon anticipo un momento de la cultura K-Pop: Jennie Kim sorprendió a sus voraces fans e invitados, al ser quien cerro el desfile con un sencillo vestido negro, luciendo como un hermoso cisne y teniendo al Mediterráneo, como su admirador principal. Asegurando que el legado de Jacquemus sea una personificación de una realista genialidad y una eterna vendible fina divinidad. Un lujo despreocupado en el todos quieren pertenecer.
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