La masturbación es una de las mejores formas de sentir placer, pensando en que es la estimulación más personalizada que existe y por ende la más satisfactoria, enfocada en las zonas en las cada uno sentimos más y con un conocimiento experto en lo que nos gusta más, sin embargo en ocasiones esta práctica se relaciona con el consumo de pornografía, lo que nos hace reflexionar en la relación de ambas dinámicas.
De acuerdo con varios estudios relacionados con el consumo del porno, los principales motivos por los cuales se tiene un primer acercamiento con este mundo son la curiosidad por el sexo y sus prácticas, mayormente en la etapa adolescente, así como la estimulación para la masturbación pues no es una novedad que más de uno use un estímulo visual o mental para dejar volar sus más profundas fantasías y experimentar un buen orgasmo.
En la actualidad el consumo de porno se ha exponenciado comparado con décadas anteriores, considerando que el acceso antes era más limitado y hoy en día es mucho más amplio, gratis y hasta cierto punto “anónimo”a través de internet y que no existe la obligación de dar información personal para entrar a ese gran catálogo virtual del sexo, aunque también hay sitios en los que puedes interactuar e incluso a conocer más personas por webcam.
A todo esto se suma el hecho de que el mundo de la pornografía tiene un mercado bastante amplio con el único propósito de satisfacer toda clase de fantasías, tendencias y afinidades, por muy extravagantes que pudiesen parecer, lo que ha desencadenado un punto importante en la conversación, el de poner un límite entre lo que vemos y lo que experimentamos en el mundo real.
No es novedad dentro de la discusión que la gran mayoría del contenido porno tiene inclinaciones machistas que se basan en la cosificación y denigración de la mujer y la figura femenina en general, por esta razón es negativo el hecho de construir una sexualidad basada en prácticas de riesgo como el sexo sin protección e incluso algunas que pueden configurar un delito, por eso la importancia de poner atención a este tema.
Cuando vemos porno ocurre el mismo efecto que en el consumo de drogas, ya que existe una liberación de dopamina, la encargada de darte placer y por ende lo que también podría desencadenar una dependencia, pero de ser así, ¿cómo darnos cuenta?, El primer signo que podríamos identificar sobre una posible adicción al porno puede ser el que este hecho interfiera en tu comportamiento y tu forma de relacionarte.
Quienes padecen una adicción al porno o tienden a recurrir a este mundo con regularidad suelen tener complicaciones en su sexualidad y por ende problemas en las relaciones de pareja, pues existe una inclinación a idealizar el sexo como la interacción que suelen ver y eso obviamente genera disfunciones en el mundo real.
Por todos estos motivos es importante detenernos un poco a analizar este tema y analizarlo responsablemente; el sexo es una de las prácticas más deliciosas de la vida y más si existe una verdadera conexión entre los participantes, ¿Qué mejor que hacerlo con consentimiento y una comunicación sana?
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