Sex and the city es una serie que mínimo debes ver, una vez en tu vida. Con su entrada a la plataforma Netflix días atrás, muchos caerán enamorados y se obsesionarán con tal historia. Incluso, escribiendo este artículo, siento que el espíritu creativo e indiscreto de Carrie Bradshaw, me guía para redactar cada dilema que perturba mi mente, desahogarme de las turbulencias que azotan el transcurso de mi vida. La serie nos inmersa a descubrir que nuestros errores, moldean nuestro camino. Recordar que todo cambia, pero en el corazón estarán quienes amamos. A pesar de tales profundas reflexiones, hay un tema que no todos se sienten cómodos por hablar (suena bobo, pero es una confusa realidad de la época) hablo del sexo.
Estamos hablando de un programa de televisión que literalmente cambió nuestra perspectiva al hablar sobre el sexo. Imagina que en 1998, aparece una columnista que habla sobre cómo el sexo puede inducir en la búsqueda de la felicidad, placer y la inseguridad por encontrar nuestra alma gemela, aunque este último ya no necesariamente lo primordial por conseguir. Tú debes ser lo primero.
Debo especificar que quizás sus comportamientos los consideren bajos o que sean blanco de criticas y las señalan como «Zorras» – hay un capitulo con esa duda existencial. Normalizan la idea del sexo casual es parte de la vida moderna de la mujer y no solo es algo que experimentaremos al estar casados. Solo observemos como Samantha era transparente respecto a fantasiar y no ser juzgada por sus decisiones respecto a una liberación sexual. Al final, nos regalo un icónico dialogo que repercute en las mentes contemporáneas: “I will not be judged by you or society. I will wear whatever, and blow whomever I want, as long as I can breathe and kneel.
Podríamos decir que HBO, presenta a una mujer independiente que rige ella misma cómo debe vivir aquellos deseos sexuales – es sinónimo de progreso tales puntos de vista. Créelo, no hay programa que exponga tan deliberadas acciones. Nos remarca que es sano divertirnos con nuestros fetiches y no avergonzarnos de estos. Si te gusta deleitarte con un vibrador, hazlo (solo no te aparte del mundo y recurras a el como Charlotte hizo con Peter Rabbit) . O si crees que masturbarte te traerá regocijo, do it, girl ! El autoplacer no es sinónimo de vergüenza, es liberar ese lado salvaje que ocultamos. Cuatro mejores amigas nos abrieron los ojos sobre la educación conservadora que hemos tenido respecto a la sexualidad. Misma forma de entretenimiento, pavimento el camino para eliminar taboos y fetiches que solían ser considerados como satánicos.
Una parte no tan justa y agradable, es que eran alérgicas a enamorarse. Carrie, Samantha y Miranda, odiaban esa idea sobre un serio compromiso, en cierto modo, obstaculizaba su imagen de empoderamiento. En el transcurso de las temporadas, llegan a establecer relaciones amorosas, solo que aferrarse a un compromiso serio, era pánico y desastre. Un ejemplo es la relación de Aidan y Carrie en la temporada 3. Al quedar lastimada por Big, Carrie vivió una historia de color rosa con Aidan, solo sentía que no era normal, aquellas sensaciones de tranquilidad y no tener algún drama que la traumará. Darle oportunidad al amor, no es el fin del mundo. Ser conscientes sobre que ser independientes, es la clave para la toma de muchas decisiones futuras y quizás siendo adultos, no tomamos luego las mejores o dejamos que otros decidan por mí. Es el limbo que genero la serie. Presenta ese lado malo y bueno. Nadie es perfecto.
Como Samantha predijo en el episodio «Was It good for you?, lo siguiente: «The new millenium won’t be about sexual labels, it’ll be about sexual expression» – y dichosamente, estamos viviendo una bohemia y esplendorosa era. Amar tu sexualidad y gozar ese placer ligando aquello a otras áreas de tu vida, es el propósito de Sex and The City. Abrir nuestros temblorosos ojos ante un conocimiento infalible de obtener. Al final, todos queremos vivir la fantasía que vive Carrie.
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